Archivos mensuales: julio 2023

La Última Cena – Salvador Dalí 


La Última Cena o El sacramento de la Última Cena es un famoso cuadro realizado por Salvador Dalí en 1955. Está pintado al óleo sobre lienzo, mide 167 x 268 cm y se encuentra en la Galería Nacional de Arte de Washington D. C. Esta obra es una representación moderna de la famosa Última Cena de Leonardo da Vinci, cuya iconografía recupera. Se enmarca en la llamada etapa «atómica» de Salvador Dalí (años 1950).


Simbolismo e interpretaciones

Las dimensiones del lienzo se encuentran en proporción áurea casi perfecta apareciendo además un monumental dodecaedro.

La adoración de los pastores

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La adoración de los pastores, también conocido como Natividad Allendale,​ es un óleo sobre tabla del pintor renacentista italiano Giorgione, y fue concluido entre 1505 y 1510. Su atribución se mantienen por convención, aunque no es universal, ya que otras fuentes siguen señalando a la obra como una de las primeras de Tiziano. Lo que sí está claro es que es una pintura veneciana de esa época. El cuadro se expone en la Galería Nacional de Arte de Washington D. C. (Estados Unidos).

En determinado momento se acuñó la expresión «grupo de Allendale» para referirse a un grupo de varias pinturas, destacando la Natividad Allendale. Este grupo incluye a otra pintura en Washington, la Sagrada Familia, y un panel de predelaLa adoración de los reyes magos, en la National Gallery de Londres. Este grupo se amplió para incluir otra Adoración de los pastores en Viena, y suelen ser incluidos (cada vez más) o excluidos en conjunto de la obra de Giorgione.


Descripción

Giorgione retrató la escena principal al lado derecho, en la entrada de una gruta oscura, mientras que a la izquierda pintó un luminoso paisaje coronado por árboles. Una sincera tensión dramática se obtiene al observar a los peregrinos pastores arrodillados en el centro de la pintura. Todo el grupo (los padres, el Niño Jesús y los peregrinos) constituye un marcado rectángulo que se contrapone a un punto focal formado al retroceder hacia el paisaje de la izquierda.


Procedencia

Esta obra probablemente fue terminada por Giorgione mientras era trabajaba en el taller de Vincenzo Catena, un estricto seguidor del estilo de Giovanni Bellini.

Era propiedad del cardenal Joseph Fesch y fue vendido en el Palazzo Ricci (Roma) el 18 de marzo de 1845 (lote 874) como Adoration des bergers por «Giorgon (Giorgio Barbarelli dit le)» en 1760 escudos​ (£ 370.53 a razón de 4,75 escudos la libra).​ El cardenal era tío de Napoleón y un coleccionista compulsivo. La subasta del 17 y 18 de marzo contó con 1837 ilustraciones; el Louvre contaba con 1406 en ese momento.​ La colección incluyó el Juicio Final de Fra Angelico y Una danza para la música del tiempo de Poussin.

Después pasó a manos de Claudius Tarral de París y la vendió en Christie’s (Londres) el 11 de junio de 1847 (lote 55) como la Adoración de los pastores de Giorgione. La venta incluyó 55 ilustraciones y obtuvo £ 3383. La pintura se vendió por 1470 guineas (£ 1544). Esta suma es desmesurada en relación con el total de la venta y, de hecho, hizo que este lote fuera el último elemento de la venta.

Fue en esa subasta de 1847 cuando la pintura pasó a ser propiedad de Thomas Wentworth Beaumont (1792-1848) de Bretton Hall, West Yorkshire (Inglaterra). De él pasó a Wentworth Blackett Beaumont, primer barón de Allendale (1829-1907); luego a su hijo, Wentworth Beaumont, primer vizconde de Allendale (1860-1923); y también lo heredó su hijo, Wentworth Beaumont, segundo vizconde de Allendale (1890-1956).

Después de negociar con los dueños, Joseph Duveen pudo adquirir la Natividad Allendale el 5 de agosto de 1937.​ Fue comprado por los hermanos Duveen y, de acuerdo con el colega de Duveen, Edward Fowles, en un «un precio Giorgione» ($ 315 000 y $ 5000 al comerciante Charles Ruck).

El historiador del arte Bernard Berenson, un perito de Duveen, creía firmemente que la pintura era un Tiziano temprano, lo que generó un conflicto entre ambos. Finalmente la Natividad Allendale provocaría la separación de Duveen y Berenson, poniendo fin a una de las relaciones más influyentes de la historia del arte moderno.

Duveen vendió la pintura, como un Giorgione, a Samuel H. Kress, el magnate de los grandes almacenes, por $ 400 000 en 1938. Kress exhibió la Natividad en la ventana de su tienda en la Quinta Avenida durante la temporada de Navidad de ese año.


Atribución

Joseph Archer Crowe y Giovanni Battista Cavalcaselle concluyeron, allá por 1871, que la pintura era de Giorgione.​ El libro Venetian Painters de Berenson (1894) atribuye tentativamente la obra a Vincenzo Catena.

En 1912 Roger Fry escribió que «al examinar las formas, en particular el paisaje y follaje en el primer plano, me deja pocas dudas en mi mente de que es un Cariani.».

En 1937 Berenson escribió «debe ser de Tiziano, probablemente su trabajo más temprano, pero solo la mitad fuera del huevo, la otra mitad todavía en la fórmula giorgionesca».

En la lista de la «escuela veneciana» de Berenson (1957), la pintura es atribuida en parte a Giorgione mientras que «la Virgen y el paisaje probablemente los terminó Tiziano».

En el catálogo Shapley de 1979 de la Galería Nacional de Arte, la pintura fue asignada a Giorgione con la discrepancia de cinco críticos, entre ellos Ellis Waterhouse y Sydney Joseph Freedberg.

Inmaculada Concepción – Francisco de Zurbarán 

La Inmaculada Concepción


Inmaculada Concepción es el tema de un cuadro de Francisco de Zurbarán realizado ca.1629. Es uno de los tres lienzos de esta temática, realizados por Zurbarán, que posee el Museo del Prado, y compone el número 20 en el catálogo razonado y crítico, realizado por la historiadora del arte Odile Delenda, especializada en este pintor.

La Inmaculada Concepción no está narrada explícitamente en los Evangelios canónicos y, de hecho, no fue decretada como dogma de la Iglesia católica hasta 1854. Sin embargo, en España gozó de una gran consideración ya desde la Edad Media. Su iconografía se fue gestando a lo largo del siglo XVI, sobre la base de un versículo del Apocalipsis de san Juan en el que se alude a «una mujer vestida de sol, con la luna a sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza»,​ interpretada como la Virgen María, y completada con ciertos atributos marianos tomados de las letanías de Loreto.

En 1570, Johannes Molanus celebraba esta nueva interpretación artística en su tratado De picturis et imaginibus sacris. En los años de aprendizaje de Zurbarán en Sevilla —1614-1617— el ambiente espiritual y artístico de la ciudad contribuyó a la creación de una nueva imagen pictórica de este tema.


Análisis de la obra

Esta obra es probablemente la primera versión que realizó Zurbarán de este tema y suele ser considerada la más íntima y conmovedora. La composición está dividida en una parte celestial y otra terrenal. En ambas partes se representan símbolos de las letanías de Loreto, algunas procedentes de versículos bíblicos. En la parte izquierda del celaje: la Puerta de los cielos, la Torre de marfil​ y la Estrella matutina. En la derecha, la Escala de Jacob y el Espejo sin mancha. La parte inferior —terrenal— consiste en un paisaje, delicadamente ejecutado. A la izquierda, la Palmera de Engadi y, sobre el río, el Socorro de los navegantes,​ mientras que a la derecha la se ven la Torre de David,​ y la Ciudad de Dios.

La Virgen es representada adolescente, con una gentil expresión de modestia. Está situada en el centro de la parte celeste, erguida sobre una luna menguante transparente, perfectamente redonda, simétrica con respecto a un nimbo oscuro alrededor de la cabeza de María. Esta aureola contiene las doce estrellas propias de la Mujer vestida de Sol del Apocalipsis, así como numerosas cabezas de querubines entre nubes, formando un círculo dorado. El Sol ilumina a la Virgen por detrás, formando fuertes contrastes de luz, que acentúan su manto azul y destacan su vestido rosa pálido.

La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana – Leonardo da Vinci 

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Santa Ana, con la Virgen y el Niño o La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana, es una pintura al óleo de Leonardo da Vinci representando a santa Ana, su hija la Virgen María y el Niño Jesús. Cristo es representado abrazando a un cordero, lo que simbolizaba su Pasión, mientras que la Virgen intenta retenerlo. Esta tabla mide 168 cm de alto y 112 cm de ancho. Se encuentra en el Museo del Louvre de París (Francia), donde se exhibe con el título de La Vierge à l’Enfant avec sainte Anne.


Historia

No se sabe con exactitud quién encargó esta obra ni cuándo. Actualmente se la data hacia 15081510. Generalmente se considera que fue un encargo para el retablo de la basílica de la Annunziata en Florencia. No obstante, en la página web del Louvre se defiende la tesis de que fue un encargo del rey Luis XII de Francia para agradecer a santa Ana el nacimiento de su primera hija, Claudia, en 1499, pero que Leonardo tardó mucho tiempo en realizarla y la hija murió.

El tema de santa Ana, la Virgen y el Niño había ocupado a Leonardo desde hacía tiempo. En efecto, se conserva en la National Gallery de Londres el llamado Cartón de Burlington House, que incluye a las tres figuras y además un niño representando a Juan el Bautista. Hubo otro esbozo anterior, hoy perdido, que se exhibía en la iglesia de la Santissima Annunziata en 1501.

Finalmente, Leonardo realizó esta pintura en los últimos años de su vida, cuando estaba preocupado por las matemáticas y otros asuntos. Quizá por estar pintada en la época en la que Leonardo se dedicaba a La Gioconda existe un gran parecido entre el rostro de Mona Lisa y santa Ana. Las exigencias que planteaban esos otros intereses hicieron que la pintura quedase incompleta, siendo de otro pintor la figura del cordero, que posiblemente estaba tan solo delineada con un color neutro.

En octubre de 1518, esta pintura fue admirada por el cardenal Luis de Aragón en Cloux (Amboise) y reseñada por su secretario, Antonio de Beatis. Por entonces Leonardo estaba pensionado por el rey Francisco I de Francia. Lo que ocurrió después de la muerte de Leonardo no es seguro. Hay quien considera que Francesco Melzi lo llevó a Italia. En 1629 lo adquirió el cardenal Richelieu en Casale Monferrato y posteriormente se lo dio al rey Luis XIII de Francia (1636). L. Monreal apunta a que a la muerte de Leonardo debió pasar al monarca francés, pues aparece descrita por Paolo Giovio en el estudio del rey Francisco II en Fontainebleau, pero que después debió regalarlo a algún ilustre personaje y por eso aparece en la localidad piamontesa de Casale, donde lo adquiere Richelieu. Finalmente, en la página web del Museo del Louvre considera como tesis más probable que Francisco II lo adquiriese del asistente de Leonardo, Salai. Está en el Louvre desde 1810.

En 2011 ha sido sometido a una restauración, que ha suscitado polémica debido a la viveza de los colores desvelados. Si bien el proceso fue supervisado por expertos extranjeros, los resultados han provocado discrepancias y dimisiones.1

Inmaculada de Soult – Bartolomé Esteban Murillo

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La conocida como Inmaculada «de Soult» es un cuadro del pintor español Bartolomé Esteban Murillo, pintado hacia 1678. Se conserva en el Museo del Prado de Madrid desde 1941, donde destaca como una de las obras más importantes de la última etapa del maestro.


Historia y descripción

Autor de numerosas Inmaculadas, esta es posiblemente la última que Murillo pintara siguiendo la misma fórmula ideal que venía empleando desde sus primeras aproximaciones al tema: la Virgen vestida de blanco y manto azul, con las manos cruzadas sobre el pecho, pisando la Luna y la mirada dirigida al cielo. La composición, como en este caso, suele presentar un claro impulso ascensional, muy barroco, que coloca a la figura de la Virgen María en el espacio empíreo habitado de luz, nubes y ángeles, aunando dos tradiciones iconográficas: la de la Inmaculada propiamente dicha y la de la Asunción.

Es llamativa en esta Inmaculada como en otras del pintor la desaparición de los tradicionales símbolos de las Letanías lauretanas, oración mariana que se asocia muy frecuentemente con la iconografía inmaculista; si bien en este caso, los símbolos omitidos en la pintura sí se representaron en su marco. En el lienzo, en lugar de ellos, Murillo ideó en torno a María una gran gloria de ángeles, pintados en las más variadas actitudes con una pincelada muy deshecha, que logra fundir las figuras con la atmósfera celestial. Los rostros de la Inmaculada y de los ángeles parecen muy realistas, pues difieren de la belleza clásica de las estatuas antiguas y se aproximan a los tipos físicos de la época, pero se plasman con una calculada idealización.

La pintura fue encargada según Ceán Bermúdez por Justino de Neve para el Hospital de los Venerables de Sevilla, fundado por él en 1675; se la conoce también por ello como Inmaculada de los Venerables. Durante la Guerra de la Independencia, en 1813, fue expoliada y llevada a Francia por el mariscal Soult, quien la retuvo entre sus bienes hasta su fallecimiento en 1851; de este hecho proviene su otro sobrenombre. Como dato curioso, Soult dejó en los Venerables el marco original de la obra, una lujosa moldura con las Letanías lauretanas talladas en relieve y policromadas; se conserva en su lugar original y ha sido restaurado hace pocos años. El escritor Balzac vio el cuadro en la residencia de Soult y dijo elogiosamente: «entre las cosas que pueden recordar la gloria del primer amor, están la vista del lago de Brenne, algunos motivos de Rossini, la Virgen de Murillo que posee el mariscal Soult…».

Los herederos de Soult subastaron la pintura en 1852, siendo adquirida por el Museo del Louvre por la formidable cifra de 615 000 francos; lo que la convertía presumiblemente en la más cara del mundo hasta entonces. Se expuso casi durante un siglo en el Museo del Louvre, habitualmente en una sala principal, rodeada de otras obras maestras; pero en este periodo el arte de Murillo fue perdiendo estimación a medida que la ganaban otros pintores como Diego Velázquez y Francisco de Goya, tomados como referentes por los impresionistas. Este declive en su valoración ayuda a explicar que el Régimen de Vichy accediese a entregar la Inmaculada de Murillo a Franco dentro de un intercambio de obras de arte en 1941, junto con la Dama de Elche y varias piezas del Tesoro de Guarrazar. El cuadro de Murillo ingresó en el Prado, mientras que las restantes piezas pasaron al Museo Arqueológico Nacional (la Dama, como depósito del Prado en 1971). La Inmaculada de Soult pasó por el taller del Museo del Prado en 1981, para la preparación de una exposición dedicada a este artista, siendo director Federico Sopeña. El entonces restaurador del Prado Antonio Fernández Sevilla, se ocupó de su tratamiento superficial. Durante 2009 la obra fue sometida a un más complejo proceso de restauración en los talleres del museo.

Murillo obtuvo renombre gracias a su dominio del claroscuro en la tradición sevillana así como la delicadeza manejada en sus rostros, motivo que le hicieron acreedor de muchos encargos de carácter devocional.

La Resurrección de Cristo – Noël Coypel

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La resurrección, Noël Coypel. 1700. Musée des beaux-arts de Rouen Musée des beaux-arts de Rouen

Coypel fue miembro de la Real Academia de Pintura y Escultura de París, dirigió la Academia de Francia en Roma y colaboró en la decoración del Palacio de Versalles. Château de Versailles

En esta obra nos muestra a Cristo vencedor de la muerte, siguiendo lo narrado en las Santas Escrituras, en concreto el Evangelio de San Mateo. Sin embargo, nos muestra un Cristo más glorioso, emergiendo de nubes oscuras, en un estallido de luz. Sostiene una bandera blanca triunfante con una cruz roja en el centro. Es un «Christus Victor», el salvador que, a través de su muerte terrenal, ha liberado a su pueblo de las ataduras del pecado y de Satanás.